¿Sabía que todos los niños y niñas tienen derecho a ser educados y a jugar? Sí, todos los niños, sin importar su color de piel, sexo, ni qué lengua hablen ni la situación económica de su familia, ni sus creencias o las de sus padres, ni que padezca alguna minusvalía.
En todos los países firmantes de la Convención Sobre Derechos de los Niños, entre esos Panamá, la educación primaria debe ser obligatoria y gratuita. Los niños y niñas también deben tener facilidades para poder tener educación secundaria o ir a la universidad. Los Gobiernos de los países deben colaborar para que esto sea una realidad. Los castigos en la escuela no deben ser humillantes ni indignos.
La Convención también destaca que la educación deberá estar encaminada a desarrollar la personalidad, aptitudes y capacidades mentales y físicas hasta el máximo de las posibilidades de cada niño y niña.
En la escuela, al igual que en el hogar, se debe preparar para que los niños y niñas practiquen la ciudadanía: que sean personas respetuosa con otras personas, responsables, pacíficas y respetuosa con el medio ambiente en una sociedad libre.
La educación debe orientarse hacia el pleno desarrollo de su sentido de dignidad, y que estén así los niños y niñas capacitados para que puedan participar de una sociedad libre, donde reine la comprensión y la tolerancia.
Los niños y niñas también tienen derecho al juego, al descanso y a actividades recreativas y culturales.
El juego no es sólo un espacio para diversión, imaginación y creación, sino que construye muchas de sus habilidades, en especial de los más pequeños: la relación con los otros niños, las habilidades en el manejo de objetos, la cooperación, la resolución de conflictos, la confianza en uno o una misma y en los demás, la capacidad de comunicación y de negociación… Y más que un derecho, el juego en los niños y niñas es una necesidad.