Muchas noches, antes de la hora del cuento, mis hijos y yo tenemos una sesión de preguntas y respuestas. Y no pueden creer la cantidad de preguntas que pueden hacer estos niños sobre un tema. Cuando es algo que no sé, lo investigamos al día siguiente; y si es algo que se puede hacer, procedemos con el experimento. A ellos simplemente les encanta, y a mí el poder compartir con ellos mis conocimientos.

A veces no sólo queremos saber; muchas veces también queremos hacer. No nos basta con conocer la teoría o el significado de las cosas; sino que queremos saber cómo se llegó a ese análisis o conclusión. No podemos alejarnos de la parte práctica de la vida, las demostraciones, las actividades, los experimentos, las manualidades.

Y quienes son los más curiosos de todos los humanos: los niños. Y esas esponjitas de conocimiento pueden comprender mejor las cosas viéndolas y sintiéndolas.
Si yo quisiera explicarles que “el calor evapora el agua”, lo entenderían mejor si “llevo una olla con agua a la estufa, la prendemos y ¡PUF! aparece el vapor de agua”. Naturalmente, va incluida la explicación.

En esta era tecnológica que estamos viviendo, dejamos de lado esta herramienta cognitiva. No hay consola de video o celular que nos enseñe cómo hacer sonido con un tubo y calor, o demostrar que el aire pesa. Y no hablemos sólo de los niños, a los adultos se les olvida usar la imaginación para crear y desarrollar.

Sí. Sí es posible usar toda esta información. El cerebro nunca se satura de ella; al contrario, le encanta, le da agilidad, perspectiva, visión, análisis y procesamiento.

Adelante, lleve a su familia a este mundo del conocimiento por medio de actividades interactivas. Lo invito a ensuciarse y divertirse un poco y aprender en el camino.

Ing. Sol S. Lowinger
www.elmanullerdesol.com
El Manuller de Sol. El Cangrejo, Tel. 265-0060