¿Alguna vez pensaste quién es la persona con la que más hablas en un día? ¿Con quién consultas más veces antes de tomar decisiones? ¿Quién te hace dudar de si tus decisiones son las mejores?

Con quien más hablas y consultas en un día es contigo mismo. ¡S! Tú eres quien más emite opiniones de ti mismo. ¡Eres tú quien más te hieres con comentarios desempoderantes!

Esas conversaciones las tienes con tus voces internas (no perdiste la cabeza, todos tenemos voces internas que nos hablan, y a veces gritan… y no nos dejan escucharnos a nosotros mismos). ¿De dónde vienen esas voces, opiniones y comentarios?

Stan Davis, especialista en bullying y maltrato escolar dice: «Primero te hacen bullying y después te lo haces a ti mismo.»

Eres tu crítico más duro e injusto porque aceptaste los comentarios de afuera al punto de creer que son ciertos. La BUENA NOTICIA es que no tiene que continuar siendo así. Nadie merece ser maltratado y tú, ¡tampoco! 

Cuando te maltratas, das el ejemplo a tus hijos de que ellos también deben internalizar y creer esos comentarios negativos que escuchan. Los niños hacen lo que ven en nosotros, no lo que escuchan de tus consejos. Para romper estos ciclos, debes hacer un proceso de cambio cultural que permite reconocer los mensajes que crees ciertos (pero que no lo son) e identificar si te pertenecen o si vinieron de afuera y ahora te los repites.

Cuando logramos este cambio, podemos ser adultos efectivos, seguros de nosotros mismos, capaces de guiar y empoderar a nuestros hijos. Aprendemos a defender nuestros límites de maneras asertivas y amables. Logramos crear el entorno y el clima en el que queremos vivir.

Cuando no te haces “autobullying”, empiezas a ser termostato en vez de termómetro.  Es decir, regulas el ambiente en vez de reaccionar ante las circunstancias y estados de ánimo que te rodean.

¡Ser adulto no es cosa fácil! Sin embargo, de la mano de un Coach de Cambio Cultural ®, se puede facilitar el proceso.

Alejandra Schatzky

Chief Emotions Officer

Generación EPI